Cada día
miles de blogs nacen y pasan a ser nuevos habitantes de la blogosfera. Según
las estadísticas, la esperanza de vida de estas criaturas no va más allá de un
par de meses. De modo que Un Dragón en mi Garaje puede, desde
hace algún tiempo, reclamar la pírrica victoria de haber superado el promedio.
Hasta allí no llega la cosa, sino que resulta muy a propósito el mencionar que
este blog ha alcanzado la “increíble” edad de un año.
Y aunque somos románticos por naturaleza y bohemios por convicción, acallamos los bombos y platillos, guardamos el confeti hasta que, vencida la insignificancia, le hagamos el primer surco positivo a la realidad. Sirva mejor la ocasión de haber completado una vuelta al sol, para revisar lo actuado y presentar explicaciones.
¿Por qué nace este blog?
Tal vez sea que este blog nace de la necesidad que escépticos y proponentes de pensamiento crítico y racional sentimos por multiplicar esfuerzos y hacer oír nuestra desvanecida voz en medio de un mundo aún dominado por el misticismo y las creencias injustificadas. O tal vez nace en por la gran escasez de difusión del punto de vista escéptico y racional en la lengua de Cervantes. Es muy posible que este blog surja porque el autor se cansó de participar como comentador en otros blogs de alto tráfico, en los que ponía todo su empeño en debatir ideas absurdas, para que al siguiente día fuera otro el tema, otro el esfuerzo, y una semana después tener que repetir los mismos discursos. Con el blog, todas esas arengas dejan de desvanecerse y quedan más bien registradas y listas para ser solo “linkeadas” en otros sitios. O tal vez el blog nace por la necesidad egocéntrica y muy humana de plantarle nuestras opiniones a los demás. O todas las anteriores.
¿A qué se debe su formato?
Hace un año tuve que decidir el formato del blog y lo hice atendiendo algunos tips que más de alguien me proporcionó. Entre ello me encontré con aquel consejo de que el número ideal de palabras que una entrada de blog debe tener - para lograr captar ojos y atención– es de 500, y en ningún caso exceder las 1000. Pues bien, durante algunos meses traté de cumplir el requisito con más pena que gloria. Y es que considero que el tipo de temas a los que el blog se orienta suelen ser de difícil abordaje en pocas palabras. Después de unos meses me di cuenta que la adecuada exposición de cada tema estaba quedando muy comprometida si continuaba respetando el autoimpuesto límite de las 1000 palabras. Decidí aumentarlo a 2000, de todos modos, cuando un tema no es de interés del receptor, aunque sólo escribas una palabra resultarás aburrido; por el contrario ni un millón de ellas podrá apagar la sed de un lector realmente interesado.
En cuanto a la inclusión de ilustraciones y caricaturas, debo decir que están ahí en cada post para completar y “adornar” el mensaje. Estoy consciente que muchos de los mejores blogueros del mundo hacen un uso muy limitado o inexistente de las ilustraciones. Pero es que los columnistas conocidos y de peso ya no necesitan de muletas, la gente buscará sus líneas y sólo eso.
De todos modos el formato es algo que podrá evolucionar en el futuro, dependiendo de las retroalimentaciones recibidas.
¿Ha sido el blog fiel a su descripción?
Escepticismo, Ciencia y Filosofía son los tres frentes de “Un Dragón en mi Garaje”. No creo haber tenido desviaciones ni desproporcionados desbalances al respecto.
¿Por qué existe un reconocible sesgo negativo
hacia la religión? ¿No es el escepticismo un área mucho más amplia que eso?
Ciertamente el escepticismo es la crítica tenaz ante todo clamor y creencia no respaldada por la evidencia. Aquí se debe incluir de modo parejo temáticas como astrología, psiquismo, hechicería, criptozoología, ufología, teorías conspirativas y un largo etcétera entre el cual la religión es sólo una de tantas. La explicación que tengo para este desbalance es que estoy aplicando un principio de prioridad. Por supuesto que como escéptico tengo una fuerte opinión sobre Big Foot (por citar cualquier ejemplo), y seguramente dedicaré más de algún post a ese tema. Pero, poniendo los pesos sobre la balanza … ¿cuál es el gran daño que ese puñado de personas que firmemente creen en Big Foot están ocasionando? ¿cuáles son los perjuicios que la sociedad recibe cada vez que empacan sus mochilas y recorren las montañas americanas con sus cámaras en mano? Yo, me atrevo a decir que ese “daño” es prácticamente cero. En cambio, es claro que las religiones (unas más que otras) son un poderoso, incisivo y omnipresente elemento que conduce a la humanidad por un camino de conflictos, injusticias, marginación, división, opresión, odio, etc. De acuerdo estoy que la religión no es el único sistema ideológico que causa y ha causado daños a la humanidad, pero posee una característica que aquellos adolecen: el poder de santificar la perversión; el poder de convencer a un criminal que estrella un avión contra un edificio, asesinando en un instante a miles de personas, que sus acciones son la voluntad de su dios; la divina seguridad que el santo guerrero siente a la hora de hundir la espada; el orgullo y palmaditas en el hombro que niños “bullies” reciben a cambio de volver miserable la vida de otros estudiantes que no son de la religión mayoritaria. Tal vez fuera de los USA no se perciba, pero aquí la religión ha logrado entrometerse tanto en la política, que los candidatos del partido más guerrero y excluyente, pelean por los votos más en el terreno religioso que en el económico. Saben que las iglesias son una mina de votantes no pensantes.
Como decía Christopher Hitchens “la religión lo envenena todo” y crea divisiones donde no las debería haber. Actúa como un ancla pesada para el avance científico y social, y hoy por hoy ha comenzado a tratar de anclar la inteligencia de mis hijos.
¿Big Footers? Hasta ahora no he conocido uno sólo en persona.
¿Por qué
del resto de temas desarrollados?
La otra directiva que la selección de temas ha seguido es la de pelear batallas desatendidas. En lugar de gastar pólvora en el monstruo de Loch Ness, que ha sido “debunked” millones de veces en investigaciones y publicaciones de todo tipo, prefiero darle prioridad al Hercólubus, que al ser un mito fuertemente regional de América Latina, no ha recibido ninguna atención por parte del resto del mundo, y se mantiene allí escondido del implacable escepticismo de habla inglesa. Por cierto, un dato interesante es que el tema del Hercólubus ha sido, por mucho, el que más ha pescado lectores de “Un Dragón en mi Garaje”. Francamente hubiese esperado que fuesen los temas religiosos los más efectivos para conseguir rating, y sigo pensando que así habría sido si escribiera este blog en idioma inglés. Pero al parecer los hispanohablantes preferimos la temática de “fines del mundo” catastróficos, psiquismo, astrología y cosas por el estilo. Con todo, me produce una absurda satisfacción saber que los hispanos preferimos debatir sobre la posibilidad o imposibilidad que un planeta imaginario venga a cruzar espacio solar, que debatir sobre la “segunda venida de Cristo” o el “Rapture”, temas tan populares entre la feligresía americana.
Pero hay que admitir que el mundo de habla inglesa, por alguna desconocida razón, nos lleva ventaja en cultivar el debate y la lógica argumentativa. Por ello, y por la necesidad de acumular arsenal entre los escépticos de habla hispana, es que he dedicado (y dedicaré) algún esfuerzo al respecto. ¿Quieres aprender a debatir? Mantén la sintonía.
Seguiré siguiendo el criterio de atacar los mitos más persistentes en el mundo hispano hablante (como aquel de los esqueletos gigantes), atendiendo de vez en cuando lo que prevalece en el resto del mundo (como el despiadado ataque que el Talibán Americano perpetra sobre la Evolución, la Astrogénesis, la Geología, y otras ramas de la ciencia).
¿Cuál es mi política de comentarios?
Desde el primer post establecí que uno de mis objetivos es promover debate, y atender especialmente los puntos de vista contrarios. Sigo abierto a ser convencido de cualquier posición opuesta.
Pero en realidad, hasta ahora he recibido sólo un puñado de comentarios, la mayoría de ellos positivos y en acuerdo con mi punto de vista. También un par de ellos han sido en desacuerdo, aunque expresados en manera apropiada, y si no emití respuesta fue porque no dejaron claro en qué puntos existía la divergencia. La argumentación fue nula, pero aprecio la contribución. También recibí lo que ya anticipaba, el insulto gratuito que ni siquiera intenta señalar las áreas divergentes. Fue sólo una ocasión y decidí condenarlo al cesto de la basura por no aportar absolutamente nada a la discusión.
Amigos, pueden insultarme. Adelante, no soy flor de frágiles pétalos. Insúltenme, pero explíquenme por qué lo hacen; señálenme el punto de discrepancia para que yo pueda responder y corregir mi posición en caso de que les asista la razón. Amigos contendientes, un consejo: no hagan eso, los insultos sin razonamiento refuerzan mi posición y debilitan la tuya porque dejan claro que no se te pudo ocurrir ningún argumento válido y te quedaste sólo con la frustración de ser un enano del debate. Me reservo el derecho de NO borrar un comentario de este tipo y utilizarlo como ejemplo de cómo no se debe argumentar.
Creo profundamente en la libertad de expresión y en el libre debate de ideas. Me comprometo con ambos.
Bienvenidas sus opiniones.
Agradecimentos
Gracias a
mis seis seguidores Nila, Maya, Homer, Ciclon85, fiona de noche y Nu, por el
honor que me han conferido al suscribirse. Gracias España, México, El Salvador,
Colombia, Argentina, Perú, Chile, Ecuador, Brasil, Venezuela, Alemania,
Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Panamá, Uruguay, Polonia, Rusia y tantos otros lugares donde
estos pixeles son frecuentemente abiertos.