Yo no moriría nunca por mis creencias porque puedo estar equivocado

- Bertrand Russell

lunes, 21 de febrero de 2011

Hercólubus, imposible mito. La gravedad no es una promesa de amor

La imaginación de Samael Weor en forma esquemática
Es una completa imposibilidad el traslape de órbitas entre dos sistemas estelares. Cada sistema solar está ya en una fase de madurez y equilibrio. Cada estrella colectó sus planetas y resto de cuerpos en su “dominio” desde que estaba en su infancia como una nube amorfa en el espacio. Ya no comparte lo suyo con ninguna otra estrella. Me explico:

En este vecindario del universo, lo que hace cinco mil millones de años fueron gases y polvo dispersos, se ha condensado en forma de estrellas, planetas, satélites, cometas y asteroides. En un proceso que en este mismo instante se está repitiendo en otros rincones del cosmos, los átomos y partículas suspendidos en esa nube comienzan a buscarse, juntarse, y arremolinarse por efecto gravitacional alrededor del centro de masa común, del mismo modo que lo hace el agua de una bañera cuando se saca el tapón de su fondo, con la notable diferencia que en un sistema solar en formación, la materia en lugar de irse hacia otro sitio como en la bañera, en realidad se va acumulando ahí en ese centro.

Esa nube incrementa su momento angular y gira cada vez más rápido. Ello causa que se aplane en forma de disco, del mismo modo que una bola de masa de harina se convierte en pizza cuando es lanzada girando en el aire.

La masa, peso, densidad, presión y temperatura del centro del disco crecen y crecen hasta que sus átomos de hidrógeno (el primero y más básico elemento, con un protón y un electrón) comienzan a colisionar formando helio (el segundo elemento, con dos protones y dos electrones) además de emitir fotones y otras radiaciones. Se da inicio entonces a una reacción nuclear en cadena y esa gran bola central se enciende como una vela en la noche del espacio. A star is born!.

El resto del disco sigue girando en órbita alrededor de la estrella, pero también está sufriendo parciales concentraciones en forma de “grumos”, que al condensarse más, terminan siendo planetas con sus satélites.
Cada estrella barre con la materia en su vecindad como niños recogiendo dulces (caramelos) bajo una piñata. Cada una “agarra” lo que su brazo gravitacional le permite y hasta donde el brazo de otro niño, digo estrella, ya no le permite. Así se alcanza un equilibrio en el reparto de la materia que las orbita. Equilibrio que excluye completamente la posibilidad de un traslape de órbitas, que es lo que Weor y Rabolú proponen.

Recomiendo este video que ilustra mejor la génesis de un sistema estelar.


En caso de darse la contingencia que un cuerpo que orbita un sistema estelar se desvíe de su ruta, por colisión u otro evento que lo saque de equilibrio y se aproxime más a otra estrella vecina, lo que ocurre  es que es capturado por ésta última y se vuelve parte de ese nuevo sistema. Encuentra otro estado de equilibrio después de un intercambio que ocurre una sola vez.

No es posible, recalco: ¡no es posible! … que un planeta que orbite una estrella incursione en otro sistema aledaño, pase tranquilo sin ser capturado por éste y regrese a su órbita original.

Los planetas no son protagonistas de canción ranchera. No se van con el que más tiene, el que más los quiere o el que tiene mejor bigote, sino con el que está más cerca y por ello jala más con su gravedad. Cada cuerpo órbita alrededor de la masa más predominante en su vecindad. Es materia y “obedece” un mecanismo material. Los planetas de nuestro sistema orbitan el Sol porque “sienten” un fuerte campo gravitacional en esa dirección que no es disputado por ningún otro de esa magnitud, no porque sean fieles y piensen “yo pertenezco al Sol”. Del mismo modo, si Hercólubus existiera no estaría ligado por “fidelidad” a Tylo, estaría orbitando el sol desde el inicio de su existencia como lo hace el resto de planetas. Habría sido capturado por el sol en su primera pasada.

En el próximo post, Kepler le dice NO! a la imaginación de Samael. Click aquí.

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