Yo no moriría nunca por mis creencias porque puedo estar equivocado

- Bertrand Russell

lunes, 23 de mayo de 2011

Lo que no me atreví a preguntarle al Padre Juan: Infierno y cielo

Qué tengo en la espalda? Quítenmelo! Quítenmelo!
Ya expresé anteriormente en otra entrada de este blog lo que me habría gustado preguntarle al Padre Juan en las clases de catecismo con respecto a la “lógica” o “deslógica” de la salvación y la condena. Ello fue sólo el comienzo, por supuesto.

“OK, padre, permítame volver sobre lo que parece ser un juego que Dios juega: crea criaturas imperfectas, falibles y desobedientes, impone reglas confusas pero estrictas y establece un sistema de premio y castigo completamente desproporcionado.

Como ya le expresé, el castigar con sufrimiento ETERNO las pequeñas faltas de pequeños seres desinformados y en desventaja material, me parece una acción psicopática. Extremadamente psicopática porque ese ser creador ya sabe, antes de crear a sus criaturas, que la mayoría de ellas irá a parar a ese lugar de castigo eterno … y sin embargo sigue adelante con el proyecto. Es decir padre, el sufrimiento infinito y los seres que lo experimentarán son producto de la voluntad consciente del ser que ostenta el título de más “misericordioso” y “amoroso” del universo.
Lo agarramos en mal momento. Volvamos en horas de oficina.
Pero en esta ocasión me interesa concentrarme en el gran premio y el gran castigo. Sobre éste ultimo lo que más me llama la atención es su administrador. Lucifer, Luzbel, Satanás, Belzebú, El Diablo, El Demonio, El Cachudo, El Chamuco o como se le quiera llamar. Acláreme de una vez padre ¿El es el enemigo de Dios o es sólo su empleado? Y es que si su trabajo es castigar a los que se portaron mal con Dios, ello significa que don Luci es parte del sistema, que está muy de acuerdo con Dios y está siguiendo sus instrucciones. Si el famoso ángel rebelde fuese un verdadero enemigo de Dios, recibiría con vítores y honores a quienes desobedecieron a su enemigo ¿no es así? Procuraría dar bienestar a sus ciudadanos ¿Qué gana con eso de hacer sufrir eternamente a quienes deberían ser sus compadres?

Me prestas tu culebra por un par de billones de años?
Por otra parte, padre ¿Cómo se puede sufrir las llamas del infierno cuando ya no se tiene neuronas ni un cuerpo que las contenga? Y esto es también válido en el caso que la respuesta sea que el sufrimiento del infierno es un sufrimiento no físico sino mental o espiritual ¿Cómo puede ser mi mente torturada si ya no hay cerebro que la contenga? ¿Si ya no hay sinápsis ni neuronas y axones que la ejecuten? ¿Ha leído algo sobre neurología padre? Yo lo haré en el futuro.

Ahora quiero pasar al caso de ese lugar de hedonismo infinito que conocemos como cielo. Ah, el premio grande si se tiene la suerte de nacer donde te van a revelar las reglas del juego, si se tiene la suerte de nacer poco agraciado para que el pecado no te aguarde a la vuelta de la esquina y la suerte de ser intelectualmente apagado para no someter a duda y escrutinio racional ningún dogmatismo religioso. Mi duda sobre ese lugar no es sobre sus características, porque sé que cada quien lo imagina distinto: desde la versión de caricaturas donde nos asignan alitas y un arpa, hasta la imagen de megachurch con Dios sentado en un trono central y todas las almas al rededor desempeñando el excelso propósito para el que fueron creadas… alabarlo y alabarlo por años, siglos, milenios, eras, eones y toda la eternidad.

Creo que llegamos tarde. Mira cómo está la cola.
Más adelante le presentaré mis pensamientos sobre lo difícil que se me hace creer que un ser tan poderoso necesite ser adorado. Por lo pronto me conformo con que me aclare algunas dudas sobre esa sociedad en sí. Cuando morimos y accedemos a esa dictadura celestial, ahí encontraremos a nuestros seres queridos que nos antecedieron, y esperaremos a los que se quedaron un rato más en la tierra ¿cierto? Bueno, entiendo que ahí se reunirán las madres con sus hijos y los hermanos con sus hermanos para vivir eternamente felices ¿no es cierto? …. ¡NO! ¡No es cierto! ¡NO, NO, NO, NO!

En realidad el cielo estará lleno de madres buscando a sus hijos, o hijos buscando a sus padres, de amantes fieles en pena por el ser amado ausente- ¿Y dónde está mi abuelo?- dirá alguien -¿Y dónde está mi hermana?- dirá otro … Y cuando pasen los siglos y los seres amados no aparezcan, ello ciertamente significará una cosa: dado que  esos seres amados no están con “los salvos”, sólo pueden estar en el único lugar alternativo. Todos tendrán a alguien rostizándose en el infierno! El cielo rebozará de sufrimiento. El cielo será el epítome y máxima expresión del fracaso del amor; del fracaso de los amores fraguados en la preciosa materialidad humana pero vencidos por el designio caprichoso de lo sobrenatural. El cielo sería el lugar de castigo más sublime imaginable y la final victoria de la muerte sobre la inocencia humana. ¿Podrá alguien ser feliz con esa absurda y perversa realidad? Yo no, padre, yo no. Aún en el improbable caso que tenga a mi familia completa conmigo, el hecho de saber que billones de inocentes, naciones enteras de todas las épocas se la están pasando mal por una eternidad, me llevaría a la rebelión contra el Big Brother que creó semejante absurdo. Y dado que en esa realidad orwelliana mis pensamientos serían leídos en el mismo instante de estarse concibiendo, supongo que experimentaré un cambio inmediato de domicilio, antes de que pueda siquiera expresarme.

Padre Juan, yo le pediría disculpas por el atrevimiento si en realidad me hubiese atrevido. Usted sólo cumplió con su trabajo y su deber, y probablemente hasta se hacía las mismas preguntas que yo me hago.

Lastimosamente ni usted ni yo nacimos en un siglo donde lo que cada generación transmite a la siguiente sea la antorcha de la razón”.

martes, 17 de mayo de 2011

Sobre la ciencia. Diez falsedades y una ironía. Parte II

Falsedad No 6.
Frase típica: “La ciencia y los científicos son parte de una conspiración que pretende apoderarse del mundo (o ya lo hizo) a través de ocultarnos la realidad, etc, etc.!”
Contrargumento:
Me atrevo a pensar que gran parte de la culpa de esta idea, la tienen los productores de dibujos animados como Warner Brothers, Hanna-Barbera, Walt Disney y otros, por haber creado el estereotipo del “científico loco” que se quiere apoderar del mundo. Es plausible que existan grupos de poder que conspiran para hacerse con más poder sobre la humanidad, pero eso sería más probable que viniese del mundo político o de las grandes corporaciones, las cuales ciertamente tendrán científicos como empleados, pero nada más como eso, simples empleados; a lo mejor obligados a no divulgar los resultados y datos que podrían dañar los objetivos de la empresa. Los verdaderos científicos son gente común y corriente, usualmente no muy bien pagada, que trabajan bastante, que han desarrollado sus carreras con gran esfuerzo y han sacrificado mucho (especialmente la parte social), y viven dependiendo de que los políticos y administradores aprueben los presupuestos para los proyectos en los que trabajan. Nada de buajajá.

Falsedad No 7.
Frase típica: “La ciencia no ha podido presentar PRUEBAS de esto ni de aquello …”
Contrargumento: Empecemos por hacerle justicia a esa palabrita: PRUEBA. En sentido estricto el concepto de prueba es exclusivo de la Matemática pura. Tú puedes probar el Teorema de Pitágoras usando cualquiera de los 400 procedimientos que a lo largo de los siglos se han acumulado. O puedes probar el Teorema de Fermat utilizando el único y reciente modo considerado válido. Pero tú no puedes probar que la tierra gira en derredor del Sol. Lo que sí puedes hacer es presentar EVIDENCIAS contundentes y concluyentes de heliocentrismo. Esa es la palabra clave en ciencia: evidencia. Lo mismo aplica en los juicios penales, mucho se habla de presentar pruebas para determinar la culpabilidad o inocencia del implicado, pero a lo que en realidad se refieren es a EVIDENCIAS que vayan más allá de la duda racional.

Falsedad No 8.
Frase típica: “La ciencia no puede PROBAR que mi creencia es falsa”
Contrargumento: En primer lugar, la ciencia puede trabajar sólo sobre fenómenos naturales, ese es su dominio, no sobre clamores sobrenaturales intestables. En segundo lugar, es un principio argumental que “the burden of proof”, o la carga de presentar evidencias, recae sobre la parte que hace una afirmación específica, no sobre el resto del mundo el demostrar que se está equivocado. Si yo te digo que tengo escondido un dragón invisible en mi garaje, soy yo el obligado a presentar evidencias de mi afirmación, no recae sobre mis amigos escépticos el mostrarme que mi mascota no existe.

Falsedad No 9.
Frase típica: “Los científicos tienen años hablando de esa teoría, pero nunca llegan a nada… nunca descubren lo que quieren descubrir. Ya deberían desechar esa teoría y proponer otra”
Contrargumento: En realidad casi todos los días se realiza algún avance en algún campo de la ciencia. La mayoría de esos hitos no se cuelan hacia el público en general (en donde me incluyo). Es un fenómeno mediático. Los grandes medios noticieros, incluso aquellos especializados en ciencia, encuentran enormes problemas en publicar que el CERN logró por fin producir antiprotones a 5.3 MeV y “congelarlos” a unos pocos grados Kelvin. Con razón o sin ella asumen que el público no se sentirá atraído a ese tipo de noticias. Pero esa es una excelente noticia que alborota grandemente a una minoría de entendidos en la materia. Para que un descubrimiento o avance llegue a nosotros tiene que ser fácil de explicar y tener la potencialidad de un encabezado rimbombante.
En segundo lugar, la realidad no depende de qué tan rápidos o listos seamos en descubrirla. No vas a abandonar una teoría coherente y bien fundamentada sólo porque se te hace difícil avanzar en determinado punto; abandónala sólo si encuentras evidencias contundentes en contra, pero tu incompetencia o falta de fondos no son excusa. Hay que recordar que la ciencia es sólo una aproximación asintótica hacia la realidad.

Falsedad No 10.
Frase típica: “Entre la ciencia y mi fe, yo escojo esta última”
Contrargumento: Esta es una FALSA DICOTOMÍA inventada para utilizar populismo religioso en contra de cualquier posición opuesta. Así, dado que la mayoría de la gente es religiosa, llegar a convencer a esa gente que deben elegir entre su fe o X, puede ser altamente redituable. Esa X ya ha sido colgada al cuello de judíos, jacobinos, masones, comunistas, independentistas, iluministas, liberales, demócratas, la reforma de salud norteamericana, el control de armas, etc. Ahora le ha tocado a la ciencia. Pero ciencia y fe son campos cognitivamente ortogonales que juegan en canchas completamente distintas y la mayoría de seres humanos son capaces de compartimentalizar su mente entre razón y fe. Si bien es cierto, más del 90% de los científicos y menos del 15% de la población somos no-creyentes, también es cierto que eso no nos viene a través de la ciencia, que al fin de cuentas es sólo un método. Nos viene por algo conocido como ESCEPTICISMO. Y tanto esa posición escéptica como la inclinación por la ciencia vienen del amor a la verdad.

La Ironía
¿No es deliciosamente irónico que quienes más despotrican contra la ciencia lo hagan utilizando un micrófono, una computadora, un teléfono celular, una transmisión de radio o televisión? 
¿Qué creerán? 
¿Que dentro de esa caja misteriosa con teclas existen duendecillos o angelitos que corren hacia los lejanos monitores a pintar pixeles con el mensaje? 
¿Habrán oído de Michael Faraday, André Ampere, James Maxwell, Heinrich Herz, Charles Coulomb, Alessandro Volta, Nicolás Tesla, Joseph Henry y otros grandes? 
¿Pensarán acaso que todos ellos y sus colaboradores dieron base a la tecnología que hoy gozamos por corazonadas o revelaciones místicas? 
Hablan mal de la ciencia pero disfrutan de las comodidades y poder que la ciencia les ha regalado (tratamiento médico, vestimenta, transporte, comunicación, educación, servicios urbanos vitales, esparcimiento). Aceptan con gusto los preciosos productos de la ciencia pero rechazan sus métodos.

sábado, 14 de mayo de 2011

Sobre la ciencia. Diez falsedades y una ironía. Parte I


Como he expresado anteriormente, discutiendo en la blogosfera se encuentra muchas personas con ideas bastante equivocadas con respecto a la ciencia. Tengo ya una rica colección de esas “misconceptions” (uso esa palabra en inglés porque no le he encontrado traducción al español que le haga justicia). A la primera de ellas, la que tiene que ver con el concepto de TEORIA, le dediqué ya una entrada para sí sola, ahora procedo a tratar las siguientes diez entre ellas.

Falsedad No 1.
Frase típica: “La ciencia y los científicos son arrogantes, creen saberlo todo!”
Contrargumento: En realidad la ciencia existe precisamente porque hay desconocimiento sobre el mundo que nos rodea. Ella es el proceso racional y sistematizado que aproximará a quien la use a conocer esa realidad. Si tú crees saberlo todo, entonces no tiene sentido hacer ciencia, cuya premisa básica es que “sabemos” poco y lo poco que “sabemos” está siempre sujeto a revisión. Coloco comillas a la palabra “sabemos” porque en realidad lo único que podemos saber se circunscribe al campo de la matemática pura y la lógica formal, pero ello es material para un futuro post.

Estamos aquí interpretando la pretendida arrogancia científica como una arrogancia epistémica. Nada tiene ello que ver con el carácter individual de los practicantes de ciencia. Los científicos son seres humanos y entre ellos habrá tímidos y extrovertidos, tristes y alegres, sedentarios y deportistas, humildes y arrogantes. Es muy probable que exista científicos de arrogancia insoportable en sus relaciones personales,  pero si han de contarse entre los buenos, esa arrogancia no debe traslucirse en su trabajo investigativo; no puede hacerlo pues el método científico mantiene a raya las debilidades personales.

En cuanto a creer saberlo todo, en realidad no hay actividad que le demuestre al individuo lo poco que sabe como lo hace la ciencia. La ignorancia es la razón de ser de la ciencia, su motor y materia prima. El día que la humanidad llegue a saberlo todo, lo que no creo suceda, se acabó la ciencia, su razón de existir terminará. 

Falsedad No 2.
Frase típica: “La ciencia y los científicos son rígidos, están atados a sus teorías de modo obcecado fuera de las cuales no pueden pensar. Le cierran la puerta a nuevas ideas.”
Contrargumento: ¡Qué equivocación! La realidad es que los científicos se la pasan constantemente tratando de encontrar fallas, imprecisiones u oportunidades de cambio o refinamiento en las distintas teorías de todos los campos de la ciencia. La recompensa puede ser jugosa si logran dar en el blanco: reconocimiento, fama, premios. No te dan el Premio Nobel por presentar un trabajo que redunda en lo que ya se sabía. Obtienes el premio mayor cuando eres innovador y encuentras fenómenos e información que a todos se les había pasado por alto anteriormente. El mundo científico es una auténtica batalla campal entre posiciones antagónicas. Esa gente se hace pedazos en los “Peer Reviewed Journals”, y el asunto provoca verdaderas enemistades (y amistades también) entre los litigantes. La clave del éxito: si tu trabajo aproxima más el conocimiento humano a la realidad, se apega al rigor científico, es intelectualmente honesto  y tus hipótesis y predicciones pueden ser sometidas a prueba por cualquiera, ya le ganaste al más pintado de tus oponentes.

Falsedad No 3.
Frase típica: “La ciencia es una religión”
Contrargumento: No puedo desestimar que a veces hablamos con la retórica por delante, y que si le dices a tu pareja en el momento oportuno “eres mi religión!” quedas como un príncipe y las retribuciones y concesiones no se harán esperar. Sin embargo, en ciertas ocasiones se ve volar ese dardo hacia la ciencia en un claro contexto peyorativo, queriendo significar que la ciencia se basa en dogmas, rigidez y cerrazón mental. Les puedo asegurar que quienes sentimos alguna pasión por la ciencia, no asistimos los domingos a una Santa Iglesia de la Ciencia; no existe un cura o pastor de la ciencia; no nos arrodillamos ante la ciencia para que perdone nuestros pecados; no tenemos un libro sagrado de la ciencia (tenemos muchos libros no sagrados y los leemos). La ciencia es sólo un método, un método para conocer el cosmos que nos rodea, el único método que funciona y entrega resultados, incluyendo el que ahora mismo estamos usando para intercambiar estas ideas.

Pensándolo bien, ojalá la ciencia fuera tratada como una religión por la sociedad. Ojalá los padres inculcaran a los hijos amor por la ciencia desde muy pequeños. Ojalá los adeptos a la ciencia estuvieran activamente tratando de convertir gente. Ojalá lo sábados por la mañana nos tocaran la puerta para explicarnos los resultados de la última colisión de partículas en el LHC o las fotografías tomadas por la sonda Cassini. Ojalá las actividades científicas estuvieran libres de impuestos. Ojalá los de la secta de Biología acosaran insistentemente a los de la secta de Astrofísica para cambiarse de lado. Ojalá los políticos exhibieran su conocimiento científico para conseguir votos.

Falsedad No 4.
Frase típica: “La ciencia es un conjunto de creencias sostenidas por pura FE de parte de quienes la profesan”
Contrargumento: Mi viejo diccionario, el American Heritage Dictionary define FE como “creencia que no es soportada por prueba lógica o evidencia material”. En la ciencia en cambio, toda conclusión debe ser respaldada por evidencia material o debe rechazarse.

Puede decirse que epistémicamente  fe y ciencia son antípodas. No es por fe que los científicos asumen que la gravedad en la Tierra acelera los cuerpos a razón de 9.8 m/seg2. Ese valor se asume racionalmente pues ha sido verificado infinidad de veces en el pasado. No vas a medirla cada vez que la quieres usar en un cálculo, la metes a la fórmula y punto. Pero eso no es acto de fe. El día que alguien descubra que hay una sensible fluctuación de la gravedad terrestre, ¿forzará esto a los científicos a revisar lo que antes “sabían” sobre la Teoría Gravitatoria? ¡Por supuesto! Hasta se van a pelear por quien fue el primero en descubrirlo, investigarlo y modificar la teoría. ¿Sucedería lo mismo si uno de los dogmas religiosos se demuestra falso? Yo diría que no.

Si esperas hacer ciencia partiendo de premisas sustentadas por fe, no estás haciendo ciencia. Si esperas ansiosamente que la ciencia encuentre evidencias de tus dogmas de fe, entonces tu fe es pequeñita.

Falsedad No 5.
Frase típica: “La ciencia es una ideología de la cual algunos se vuelven fanáticos”
Contrargumento: Ciencia es solo un método, nada más. Un método para desvelar la realidad. Es independientemente de ideologías. Puede ser practicada por nazis o por aliados (de la II guerra), por musulmanes o por cristianos, por estados o por empresas privadas, para el bien o para el mal, para la guerra o para la paz, para indoctrinar o para educar. Pero en el momento que comprendas el proceso racional que hay tras la ciencia, veas que funciona y lo apliques fuera del laboratorio, entonces las ideologías comienzan a desnudarse, y aquellas que sostengan dogmas no soportados por evidencia, caerán ante ti. Si es la sociedad entera quien abraza la racionalidad, serán las ideologías sus primeras víctimas.

(continuará)

viernes, 6 de mayo de 2011

TEORIA .....Vaya palabrita!

Don Relígulo Santos afirma con toda seguridad : - “El Big Bang es sólo una TEORIA. Hay otra TEORIA que dice que Dios creó todo en 6 días hace 6,000 años. ¿Porqué no le enseñamos a los niños las dos TEORIAS en clase de Ciencias?”.

Todos hemos oído alguna frase como esa en el transcurso de nuestras vidas. La hemos oído también con alusión a la TEORIA de la evolución, contrastada con la TEORIA de la creación; la TEORIA  de las placas tectónicas contra la TEORIA de la ira de Dios. Mi sarcasmo incontenible agregaría la TEORIA de la reproducción sexual contra la TEORIA de la cigüeña repartidora de bebés, la TEORIA microbiana de las enfermedades contra la TEORIA de los espíritus malignos.

¿Cuál es el principal error en todas esas frases? ¿Cuál es el concepto que falla miserablemente y lleva a algunas personas a creer que ambas propuestas son igualmente válidas?

La clave está en la palabra TEORIA, por si no se había notado.

El concepto científico de TEORIA es el de un modelo coherente y racional que explica un fenómeno natural. Es  un cuerpo robusto y acumulativo de conocimientos, leyes, teoremas, hipótesis, tratados, memorias, papers, que describen un hecho de la realidad. Así podemos hablar de la Teoría Electromagnética, la Teoría de la Gravitación Universal, la Teoría Atómica de la Materia, la Teoría de la Relatividad, etc.

Por alguna razón desconocida, en uno de esos giros extraños que el lenguaje da, la palabra TEORIA ha adquirido en la usanza coloquial un significado completamente distinto. Decimos “tengo la TEORIA de que esta tarde va a llover” queriendo decir que suponemos, creemos o tenemos la corazonada de que va a llover. Entendemos que eso es algo de lo que no estamos seguros, algo que puede o no ser cierto y por tanto no nos comprometemos excesivamente con su ocurrencia.

Eso NO ES lo que en lenguaje académico se entiende por TEORIA. Si la Teoría Electromagnética fuese sólo una suposición o corazonada que alguien tuvo, no tendríamos una Web en la cual intercambiar estas ideas. ¿Pero qué estoy diciendo? En realidad no tendríamos ni computadoras, ni electricidad, ni automóviles, ni servicio de agua … ni una vida muy distinta a la que se llevaba en el siglo XIX.

Esa palabrita también es confundida con el concepto de HIPOTESIS, que como expusimos en el post anterior no es más que parte de lo que constituye el más amplio y completo concepto de TEORIA. Tal vez el error se deba a que las hipótesis son formuladas con grandes grados de incertidumbre sobre su validez, como si se tratara de una simple suposición. Pero atención! Las hipótesis también tienen sus restricciones. No cualquier idea tentativa califica como tal. Ellas deben ser basadas en una observación objetiva. Por ejemplo la observación de que todas las galaxias se alejan de nosotros es suficientemente objetiva para dar pié a una hipótesis. También las hipótesis deben ser falsables, es decir debe haber un modo de someterlas a prueba y que, de ser falsas, sea fácil saberlo; por ejemplo el descubrir un cúmulo de galaxias que se está acercando (lo que no ha sucedido) daría al traste con la hipótesis expansiva del universo. Sólo así dicha hipótesis gana su derecho de nominarse como tal.

¿Pero qué podemos decir de la “hipótesis” de la cigüeña? Pues que ella no califica como tal porque no se basa en una observación objetiva de los hechos.

¿Y qué podemos decir de la “hipótesis” de la creación divina? Tampoco califica como hipótesis porque no es falsable. No hay modo de someterla a prueba. Es tan válida cómo la idea de que el universo fue forjado por el señor Mxyzptlk y otros 7 enanos verdes que viven en la quinta dimensión (reto a que se me indique qué prueba se puede diseñar para demostrar eso falso).

Las TEORIAS CIENTIFICAS son producto de años, décadas, siglos de observaciones, estudios y experimentos realizados por los individuos más inteligentes y dedicados de entre la especie humana. Detrás de ellas hay sudor, sangre, lágrimas y vidas consumidas en la comprensión de fenómenos que hoy nos parecen triviales. Hay ríos de tinta y toneladas de volúmenes en las bibliotecas dando soporte a las TEORIAS CIENTIFICAS. Hay en todo el mundo legiones enteras de científicos, profesores y estudiantes trabajando sobre ellas y sometiéndolas a prueba y reprueba. Bastaría un sencillo descubrimiento para desmoronar una TEORIA entera, y es por ello que las que hasta ahora subsisten se reconfirman en su validez con cada día que pasa.

Debemos disculparle a don Relígulo Santos su ignorancia y tratar de ilustrarlo gentilmente. Podemos también comprenderlo si aún después de la explicación insiste en sus ideas. Es su legítimo derecho el creer en lo que quiera y debemos luchar para que siga teniendo ese derecho. Pero también debemos luchar para que don Relígulo y la gente que piensa como él no corrompan la educación de nuestros hijos.

También es importante reconocer como legítimo y conveniente que se estudie las religiones en las escuelas, pero ello se debe circunscribir en las asignaturas de Religión o Literatura, NUNCA en clase de Ciencias.

Dicho todo lo anterior, podemos seguir expresando “tengo la teoría que lloverá esta tarde” del mismo modo que decimos “me muero de sed”, sabiendo siempre discernir entre el pincel colorido del sentido figurado y el afinado y preciso grafito del lenguaje académico.