Yo no moriría nunca por mis creencias porque puedo estar equivocado

- Bertrand Russell

lunes, 28 de febrero de 2011

La Física de las Escalas

Los Viajes de Gulliver. Gran clásico de la literatura.
Los gigantes y enanitos son figuras comunes en la literatura infantil, la mitología y la ciencia ficción. Estos suelen ser morfológicamente tan humanos como cualquiera. Son simplemente seres humanos a otra escala, sin desproporciones. ¿Es eso posible? Veamos.

Bien, hay que decir que la existencia de personas de estatura extraordinaria es una realidad. Pero esa desviación tiene su límite. El ser humano más alto registrado y documentado como tal en todos los tiempos, ha sido el estadounidense Robert Wadlow, quien alcanzó los 2.72 metros (8’-11.1”) pero murió a los 22 años por complicaciones de salud causadas por su extraordinaria estatura. Puede decirse que su cuerpo no resistió ser tan alto.
Robert Wadlow

Aunque hay notables excepciones, es común que los seres humanos que alcanzan o superan los 7 pies (2.13 m) presenten gran propensión a padecer varias dolencias físicas derivadas directamente de su estatura, como problemas cardiovasculares y articulares. La distancia a la que el corazón debe bombear la sangre y el peso que deben soportar los ligamentos comienzan a ser excesivos.

Puede entonces concluirse que existe un límite a la estatura humana impuesto por la misma física. Wadlow, quien le debía su estatura a una hipertrofia de la glándula pituitaria, no dejó de crecer hasta el último día de su vida, por lo que es posible que haya arañado ese límite. No obstante ello, visto en términos numéricos Wadlow estaba “sólo” un 60% por sobre la estatura de un ser humano promedio. No llegó nunca a ser un hombre magnificado por 2.

¿Qué puede decirse de los mitos de seres humanos magnificados por factores hasta de 10, como el del post anterior? Pues que son sólo eso, mitos aplastados por la realidad de la Física de las Escalas.

Imagínate que tienes un cubo de 10 cm por lado. El área de cada uno de sus lados es 10cm x 10cm = 100 cm2 y su volumen será de 10cm x 10cm x 10cm = 1,000 cm3. Aumentemos sus dimensiones lineales por un factor de 2. Ahora sus aristas miden 20 cm = 2x10, su área mide 400 cm2 = (2x10)2 y su volumen es de 8,000 cm3 = (2x10)3. Su arista creció linealmente, su área lo hizo cuadráticamente y su volumen cúbicamente. Esta disparidad en el escalado de las distintas dimensiones es la clave para entender porqué no es posible crecer o reducirse tanto.

Efecto de duplicar los lados de un cubo: las áreas se cuadruplican y los volúmenes se octuplican
Involucremos en este punto los conceptos de resistencia y peso, y observemos el modo en que estos se relacionan estructuralmente.

La resistencia de un elemento estructural es directamente proporcional al área de su sección, y el peso de ese mismo elemento es proporcional al volumen. Por consiguiente, cuando escalamos un objeto, su resistencia estructural crece en modo cuadrático pero su peso en modo cúbico. Ello impone límites a las dimensiones de cualquier estructura. Por ello los edificios de madera tienen un límite de altura que no puede ser superado si no es por el uso de otro material como el acero, el que a su vez tiene su propio límite, que es el que actualmente domina hasta que encontremos la forma de usar los nanotubos de carbono y podamos ir más alto de lo que ya hemos ido.

Supongamos una persona de 1.70 m  de estatura y 150 lbs de peso. Aumentémoslo por una escala de 10. Ahora su estatura será de 17 m (como un edificio de 6 pisos); el área de las secciones de sus huesos y músculos se incrementa en modo cuadrático, es decir ahora son 100 veces más resistentes; pero su peso se incrementará en modo cúbico a 150,000 lbs, es decir 1,000 veces más. Con la resistencia creciendo a un factor de 100 y el peso a un factor de 1,000, el efecto neto sería como que a esa persona le aumentaran 10 veces la gravedad o como que tuviera que sostener sobre sus hombros  a nueve personas más. El resultado físico incluiría lo siguiente:

  • Le sería sumamente difícil mantener la verticalidad,
  • Sus huesos podrían fracturarse con facilidad,
  • Sus rodillas y tobillos no soportarían la locomoción,
  • El corazón no sería capaz de generar las presiones necesarias para subir la sangre desde los pies hasta el pecho y la cabeza.
  • Los pies resentirían una tremenda presión en sus venas y arterias, sufriendo una propensión al sangrado profuso y hemorragia, debido a tener que soportar una columna de sangre de 17 mts.
  • El cerebro se mantendría casi sin irrigación sanguínea.
  • Los órganos masivos como el hígado, los riñones, el páncreas, el corazón, el cerebro, serían masas gelatinosas siempre en peligro de estallar y desgarrase con cada movimiento.
  • Una caída simple al suelo sería mortal, los órganos internos estallarían, la piel se abriría y los huesos se fracturarían.

Para terminar de explicar el efecto que toda esa masa corpórea sufriría al ser escalada por un factor lineal de 10, sugiero la siguiente experiencia: consígue un globo de látex de esos pequeñitos y otro globo grande diez veces mayor (OK, la experiencia puede ser también mental). Llena el pequeño globo con un décimo de litro de agua. Llena el otro con 100 litros de agua, lo que es 1,000 veces más que lo que se le puso al pequeño, de modo que estamos simulando lo que le pasaría a un órgano de una persona que se hace crecer 10 veces. ¿Qué notamos?

Que mientras el globo pequeño mantiene una forma casi esférica (o peroidal), muy estable,   turgente y lo podemos someter a cualquier impacto del cual siempre saldrá indemne, el globo grande en cambio, es una masa inestable aplastada por su propio peso, temblorosa y ondulante, es difícil sostenerla y muy fácil  romper su membrana. Eso es exactamente lo que le pasaría a cualquier órgano de un gigante 10X.

Por eso es que las ballenas tienen que vivir en el agua recibiendo la ayuda del principio de Arquímedes y cuando encallan mueren por asfixia y autoaplastamiento; por eso es que los elefantes tienen patas con proporciones redondeadas, muy robustas y no es deseable que sufran caídas; por eso las grandes criaturas que existieron en el cretáceo poseían una morfología muy particular, muy distinta al bipedalismo humano. Por ello mismo es que las hormigas pueden levantar pesos varias veces mayores que el propio y los gatos pueden caer de considerables alturas, parados y sin daño.

Así es, lo contrario sucede cuando escalamos hacia abajo. Un homínido de 17 cms de alto será grácil y saltarín, relativamente fuerte, soportaría bien las caídas de altura y preferiría caminar a saltos como los astronautas en la Luna. Si bien también sufriría de dolencias provocadas por la estrechez de sus capilares y le sería difícil doblar por completo sus articulaciones.

¿Gigantes y enanitos? En los cuentos son maravillosos.

sábado, 26 de febrero de 2011

Photoshop: cómo convertir cualquier foto en un sonado fraude evangelizador

El programa se llama Photoshop. Fue desarrollado por Adobe Systems Incorporated como un editor de imágenes y se ha vuelto el referente tecnológico y cultural para todo software que haga lo mismo. Con él puedes manipular fotografías, desde la simple remoción de un ojo rojo hasta la creación de monstruos, híbridos, paisajes, objetos inverosímiles  y otras cosas raras que existen sólo en la imaginación del artista, pero que son representados con un alto grado de realismo fotográfico. 

El truco de IronKite sobre el sitio de excavación de un mastodonte en Hyde Park, New York.

Existen ya artistas consumados del Photoshop; existen también cursos y tutoriales para aprender a usarlo y hay hasta sitios web como Worth1000.com que realizan frecuentes competencias para que los aficionados a este arte exhiban y pongan a prueba sus habilidades.

En el año 2002 a uno de esos aficionados se le ocurrió la idea de crear una fotografía que mostrase la excavación arqueológica de la osamenta de un gigante humanoide de más de 20 metros de altura, subió su  trabajo y obtuvo un honroso tercer lugar en Worth1000. Poco sospecharía el artista canadiense, identificado sólo por el nickname de IronKite, que su creación sería utilizada por evangelizadores religiosos para empujar su particular versión de la realidad por todo lo ancho del globo, presentando la fotografía como un auténtico hallazgo arqueológico divulgado por la National Geographic Society (NGS), y que comprueba la veracidad de la existencia de gigantes en el pasado, tal como se menciona en algunos textos sagrados. 

La NGS se desmarca de toda responsabilidad en el fraude en su mismo sitio web, a la vez que nos habla sobre el intercambio sostenido con IronKite, donde éste comenta entre otras cosas, cómo creó su no intencional fraude a partir de una foto aérea de la excavación de un mastodonte en la localidad de Hyde Park, New York. También explica que su decisión de permanecer anónimo tras su seudónimo, se debe al subido volumen de fanatismo religioso que los debates en la blogosfera estaban alcanzando en torno a la autenticidad del reportaje. IronKite comenta que eso sucedió durante el mismo período en que extremistas (y moderados) musulmanes pusieron precio sobre la cabeza de caricaturistas daneses por haber publicado dibujos de Mahoma.

Al parecer para otros artistas resultó atractivo el nicho del fraude fotográfico arqueológico y temprano del 2010 circularon nuevas versiones del engaño con adicionales fotografías de esqueletos gigantes, ubicando el descubrimiento en Grecia y atribuyendo el asunto a restos de los bíblicos gigantes Nephilim. Incluyo el sitio de excavación de los restos de un dinosaurio realizado por la Universidad de Chicago en Niger, sobre la cual se agregó un cráneo humano gigantesco.
Photoshop aplicado a la excavación de huesos de dinosaurio por la Universidad de Chicago en Níger

Para algunos habrá sido bastante fácil identificar el correo como un fraude, sobre todo si se está consciente de lo que puede ser realizado con Photoshop, pero habrá quienes en primera instancia se habrán dejado tomar el pelo, y habrá otros que, ansiosos de encontrar evidencias  que confirmen sus creencias, se convertirían incluso en propagadores y defensores del engaño.

¿Qué debe hacer una mente racional y escéptica para olfatear estos “hoaxes” tan comunes  en la red? La forma más segura es identificar las “banderas rojas” que gritan por sí solas "soy fraude, soy fraude!”. Apliquemos eso al caso:

Primera bandera roja: ¿Por qué estoy recibiendo esta noticia por correo electrónico? Un hallazgo de esta magnitud sería el más importante de toda la historia de la arqueología. Estaría en las primeras planas de todos los periódicos del mundo. Lo veríamos en TV y lo oiríamos por radio a toda hora por un largo tiempo. Los arqueólogos involucrados serían famosos y nos cansaríamos de ver sus entrevistas. Las bases de varias disciplinas científicas se verían conmovidas, incluyendo la Antropología, la Fisiología, la Física, la Biología, la Zoología, y otras. Hace poco se descubrió cerca de Roma lo que se creyó ser la tumba de Calígula, un descubrimiento de mucho menor relevancia, pero esa noticia circuló con abundancia en todo medio noticioso que se precia de ello.

Segunda bandera roja: ¿Es la noticia puramente de divulgación arqueológica o va acompañada por una intención manifiesta de soporte a una ideología política o religiosa? Esta es una bandera completamente visible en el caso. Los musulmanes utilizaron la fotografía de IronKite como prueba de la veracidad de los gigantes mencionados en el Korán y los hindúes hicieron lo mismo para los gigantes mencionados en el Mahabharata. Por supuesto que en este lado del globo, el asunto se tenía que utilizar como “prueba” de la veracidad de la Biblia. Actualmente circulan por la red y otros medios, descabellados intentos de convencer a los no convencidos o reconfortar a los que lo están, de que se ha verificado tal o cual descubrimiento científico o arqueológico que confirma alguna creencia religiosa. Todos esos intentos resultan no ser más que malas interpretaciones de descubrimientos reales, citaciones fuera de contexto de lo que científicos dijeron, o directamente la fabricación de un fraude como el presente.

Tercera bandera roja: ¿Es posible la existencia de seres humanos de esas proporciones? Esta es tal vez la menos evidente de las banderas y la que requiere algún conocimiento sobre la Física de las Escalas. Me detendré en ella en el siguiente post. Sólo anticipo que la respuesta a la pregunta planteada es ¡NO!

martes, 22 de febrero de 2011

Las distancias interestelares y Johannes Kepler le dicen NO a Hercólubus

Lo que dicen las distancias interestelares:

¿Tienes un penny en tu bolsillo en este momento? Sí, esa monedita pequeña de cobre de a un centavo de dólar. Si no estás en una nación dolarizada es muy probable que exista en tu país una monedita parecida de aproximadamente 2 cms de diámetro. Sostenla en la palma de tu mano. Imagina ahora que la órbita de Neptuno, el planeta más externo, es de la misma medida que la moneda, es decir tienes el sistema solar a escala de un penny. Cada planeta e incluso el mismo Sol son microscópicos ¿A qué distancia, en esa escala, estaría la estrella más cercana al sol? 
 
Esa estrella es Próxima Centauri, que realmente se encuentra a 4.37 años luz, es decir la luz tarda 4.37 años en llegar del Sol hacia esa estrella. Para hacer corresponder la escala, deberás ahora imaginarte que estás en un estadio de futbol. Estás en las graderías justo detrás de una de las porterías y tienes tu moneda en la palma de la mano. ¿A qué distancia, en esa escala, estaría Próxima Centauri de nuestro sistema solar? 

Próxima Centauri estaría en el bolsillo de otro aficionado detrás de la otra portería! Esa es la escala del espacio interestelar. En caso que Próxima Centauri tuviera planetas orbitándola, es de esperar que su sistema fuese como otra monedita ¿por qué? Bueno, el sistema estelar más grande hasta ahora descubierto es el de la estrella 1RXS1609, el cual vendría a ser como del tamaño de un CD en nuestra escala del estadio. Puede ser que existan y se descubra sistemas estelares más grandes, pero difícilmente estos llegarán a ser del tamaño de una pizza. Nunca podría el planeta más externo de Próxima Centauri llegar a las cercanías de la otra portería, digo del Sol.

Además, un objeto tan masivo y con órbita tan amplia, se hubiese convertido también en estrella al tener mucho material que barrer en su amplísima órbita.

¿Qué tal si nos contra argumentan que Tylo no es Próxima Centauri (ni sus compañeras Alfa y Beta) sino otra estrella? Eso es aún peor para el mito porque el resto de estrellas están fuera del estadio, fuera de la ciudad, del país, etc.

Lo que dicen las leyes de Kepler:

Resulta que el buen Johannes no se exprimió el cerebro en balde y pudo determinar la fórmula que unívocamente relaciona período, radio y masa involucrados en una órbita: la Tercera Ley del Movimiento Planetario.
Su fórmula es

Donde p es el período, es decir el tiempo que tarda un planeta en dar una vuelta completa; r es el radio (o semieje mayor) de la órbita; M es la masa del objeto alrededor del cual se realiza la órbita; y G es la constante gravitacional (6.67e-11 N-m2/Kg2 ).

Supongamos que Tylo es Alfa Centauri y encontremos cuál sería el período de Hercólubus. Entonces conocemos M = 2.13 masas solares = 4e30 kg (un 4 seguido de 30 ceros); conocemos también r = 4.37 años-luz = 4.134e16 m; G y π son constantes conocidas. La incógnita es p, por tanto la despejamos, sustituimos valores, calculamos y obtenemos el resultado:

p =  3.25758e15 segundos = 103.3 millones de años !!!

Hercólubus le daría una vuelta a Alfa Centauri (Tylo) cada 103.3 millones de años, no cada 13,000.
Si los proponentes del Planeta Rojo escogen otra estrella distinta de Alfa Centauri, entonces el período resultaría mayor, y peor la situación para el mito.

Podrían también argumentar que Tylo no es ninguna de las estrellas de la base de datos que todas las sociedades astronómicas comparten, que “se está ocultando su existencia” por una tremenda conspiración que incluiría tenerle tapada la boca a los millones de astrónomos amateur a todo lo ancho del globo, incluido mi vecino.

Entonces démosle vuelta a la fórmula. Conocido p = 13,000 años, suponiendo que M es parecida a la masa del Sol (1.9e30 kg), y dejando como incógnita r para averiguar a qué distancia debería de estar la misteriosa estrella. Despejamos de nuevo, sustituimos valores, calculamos y el resultado es:

r = 3 días-luz !!!

Tylo debería estar en una moneda en mi otro bolsillo!!! Tendríamos dos soles en el horizonte orbitándose mutuamente en un sistema binario (casi como en el planeta Tatooine de Luke Skywalker). Los astrónomos del mundo estarían conspirando para ocultar la existencia de la estrella más visible del firmamento!

Estos son cálculos que cualquier estudiante de Física en primer año de la universidad (o incluso de bachillerato) puede fácilmente hacer. Pero eso no se le ocurrió a Samael Aun Weor para construir su fraude. ¿No se le ocurrió consultar un libro básico de física? ¿Qué tal leer algo sobre astronomía para hacerse idea de las dimensiones y distancias estelares? ¿O es que en realidad sabía que tampoco sus seguidores se tomarían la molestia de hacerlo? Al parecer, recurrir a la “conspiración de científicos ocultando información” es más convincente que la consistencia matemática.

De lo que no se puede acusar a Weor y a Rabolú es de ser perdedores, su mito ha ido más lejos de lo que hubiese merecido.

lunes, 21 de febrero de 2011

Hercólubus, imposible mito. La gravedad no es una promesa de amor

La imaginación de Samael Weor en forma esquemática
Es una completa imposibilidad el traslape de órbitas entre dos sistemas estelares. Cada sistema solar está ya en una fase de madurez y equilibrio. Cada estrella colectó sus planetas y resto de cuerpos en su “dominio” desde que estaba en su infancia como una nube amorfa en el espacio. Ya no comparte lo suyo con ninguna otra estrella. Me explico:

En este vecindario del universo, lo que hace cinco mil millones de años fueron gases y polvo dispersos, se ha condensado en forma de estrellas, planetas, satélites, cometas y asteroides. En un proceso que en este mismo instante se está repitiendo en otros rincones del cosmos, los átomos y partículas suspendidos en esa nube comienzan a buscarse, juntarse, y arremolinarse por efecto gravitacional alrededor del centro de masa común, del mismo modo que lo hace el agua de una bañera cuando se saca el tapón de su fondo, con la notable diferencia que en un sistema solar en formación, la materia en lugar de irse hacia otro sitio como en la bañera, en realidad se va acumulando ahí en ese centro.

Esa nube incrementa su momento angular y gira cada vez más rápido. Ello causa que se aplane en forma de disco, del mismo modo que una bola de masa de harina se convierte en pizza cuando es lanzada girando en el aire.

La masa, peso, densidad, presión y temperatura del centro del disco crecen y crecen hasta que sus átomos de hidrógeno (el primero y más básico elemento, con un protón y un electrón) comienzan a colisionar formando helio (el segundo elemento, con dos protones y dos electrones) además de emitir fotones y otras radiaciones. Se da inicio entonces a una reacción nuclear en cadena y esa gran bola central se enciende como una vela en la noche del espacio. A star is born!.

El resto del disco sigue girando en órbita alrededor de la estrella, pero también está sufriendo parciales concentraciones en forma de “grumos”, que al condensarse más, terminan siendo planetas con sus satélites.
Cada estrella barre con la materia en su vecindad como niños recogiendo dulces (caramelos) bajo una piñata. Cada una “agarra” lo que su brazo gravitacional le permite y hasta donde el brazo de otro niño, digo estrella, ya no le permite. Así se alcanza un equilibrio en el reparto de la materia que las orbita. Equilibrio que excluye completamente la posibilidad de un traslape de órbitas, que es lo que Weor y Rabolú proponen.

Recomiendo este video que ilustra mejor la génesis de un sistema estelar.


En caso de darse la contingencia que un cuerpo que orbita un sistema estelar se desvíe de su ruta, por colisión u otro evento que lo saque de equilibrio y se aproxime más a otra estrella vecina, lo que ocurre  es que es capturado por ésta última y se vuelve parte de ese nuevo sistema. Encuentra otro estado de equilibrio después de un intercambio que ocurre una sola vez.

No es posible, recalco: ¡no es posible! … que un planeta que orbite una estrella incursione en otro sistema aledaño, pase tranquilo sin ser capturado por éste y regrese a su órbita original.

Los planetas no son protagonistas de canción ranchera. No se van con el que más tiene, el que más los quiere o el que tiene mejor bigote, sino con el que está más cerca y por ello jala más con su gravedad. Cada cuerpo órbita alrededor de la masa más predominante en su vecindad. Es materia y “obedece” un mecanismo material. Los planetas de nuestro sistema orbitan el Sol porque “sienten” un fuerte campo gravitacional en esa dirección que no es disputado por ningún otro de esa magnitud, no porque sean fieles y piensen “yo pertenezco al Sol”. Del mismo modo, si Hercólubus existiera no estaría ligado por “fidelidad” a Tylo, estaría orbitando el sol desde el inicio de su existencia como lo hace el resto de planetas. Habría sido capturado por el sol en su primera pasada.

En el próximo post, Kepler le dice NO! a la imaginación de Samael. Click aquí.

domingo, 20 de febrero de 2011

Hercólubus! El mito más afortunado del continente

Portada del libro de Rabolú
De entre todos los mitos que plagan la cultura popular latinoaméricana, ninguno ha sido tan afortunado como el del Hercólubus. Su tremendo éxito se debe a dos circunstancias:
  1. Fue producto de la imaginación de un prolífico hacedor de mitos tan o más ridículos, pero luego la gente olvidó a ese alguien y divulgó sólo el mito.
  2. Fue difundido solamente en América Latina, de suerte que las agencias espaciales y sociedades astronómicas del mundo no se pronuncian sobre el caso por la sencilla razón de que (redobles) ¡nunca han oído siquiera hablar del asunto!
Y así, de vez en cuando alguna persona, por lo demás completamente racional, trae a cuenta lo del Hercólubus en conversaciones ligeras. Y llama la atención que aunque muchos han oído hablar de esta leyenda, muy pocos saben cuál es su origen. Algunos llegan al punto de darlo como un hecho confirmado por la ciencia y no ven diferencia fáctica entre éste y la nebulosa de Orión, por ejemplo.

Mucho me sospecho que un ancho porcentaje de personas que aceptan al Hercólubus como una realidad, dejarían de hacerlo con sólo conocer un poquito sobre sus proponentes. Helos aquí:

Samael Aun Weor, cuyo verdadero nombre era Víctor Manuel Gómez, nació en Colombia en 1917 y fue el fundador del Movimiento Cristiano Gnóstico Universal, especie de secta inspirada en el clásico gnosticismo antiguo. Su versión de la “verdad” es más bien extensa e incluye elementos rosacruces, teosóficos, espiritualistas y otros esoterismos, aderezados con elementos de su propia autoría como la castidad científica, las momias vivas de Egipto que caminan entre nosotros, la clave para saber que Jesús tenía la nariz recta (codificada etimológicamente en la palabra Nazareth), las siete razas, el Hercólubus mismo, y una gran cantidad de otros disparates. Weor inició su trabajo de gurú en Colombia y luego se movió hacia el norte deteniéndose en Costa Rica, El Salvador y México, hecho que explica el porqué es esa la zona donde más éxito logró la difusión de sus ideas, y el porqué en otras latitudes ni siquiera de lejos se ha escuchado la palabra “hercólubus”.  Basta una revisión somera de su obra bibliográfica para encontrarse con títulos como “Tratado de Alquimia Sexual” o “Magia Crística Azteca” para enterarnos que en este asunto estamos en territorio del sin sentido.
Samael Weor explicando el sistema de Tylo - Hercólubus

Yendo al punto, el mitológico Hercólubus es un supuesto planeta con 6 veces la masa de Júpiter, que orbita una estrella vecina llamada Tylo y cuya traslación intercepta nuestro sistema solar cada 13,000 años; que la última vez que pasó causó el hundimiento de la Atlántida y ya está por pasar de nuevo en 1999 …. (¿Qué? … ¿Que no pasó? … ejem, quisimos decir 2005 … ¿Tampoco? … bueno, montémonos en el caballo del 2012, así el prestigioso asunto del calendario maya nos apoya ¿no?). Hercólubus se aproximará a 4 Unidades Astronómicas de la Tierra y la afectará con su poderoso campo magnético (y se supone también el gravitacional) causando una inversión de su eje y cataclismos espantosos que acabarán con toda la vida en la misma. Solución: unirse a la secta de Weor para iniciar una purificación espiritual y participar en la selección que unos extraterrestres harán para salvar a los más puros llevándoselos de aquí. Parte esencial de la solución es “no le hagan caso a los incrédulos ni a los científicos quienes están ocultando la verdad ! ”.

Weor murió en 1977, pero su batuta profética fue recogida por otro colombiano llamado Joaquín Amórtegui Valbuena, quien también escogió seudónimo: V.M. Rabolú. Este último publicó el libro “Hercólubus o Planeta Rojo” en los años 90, donde repite la mismas ideas de Weor, robándole un tanto el protagonismo. El libro, que es distribuido gratuitamente por una organización esotérica desde España, está redactado en un estilo fuertemente coloquial y presenta material adicional como bono. Rabolú afirma haber estado en Venus y Marte, planetas habitados por civilizaciones muy superiores, de gente rubia y de ojos azules (el porqué siempre se asocian estos fenotipos con superioridad es un completo misterio) que resuelven todas sus necesidades “apretando un botón” al mejor estilo de los Jetson. Lo que no menciona Rabolú es cómo hacen los venusinos para soportar los 460 °C (suficientes para fundir plomo o zinc y demasiado para hornear pavos) además de una concentración del 96.5% de dióxido de carbono en su atmósfera.

Leer ese corto libro causa una mezcla de vergüenza ajena e hilaridad, pero al final también un poco de compasión. Ya no es común encontrarse con “iluminados” que hablen de haber ido a Venus y a Marte como sucedía en los años 50, cuando todavía la humanidad no había paseado sus sondas y misiones en ese par de planetas. Los más astutos ya ni siquiera hablan de Ganímedes sino que se fueron más lejos, fuera del alcance de las misiones de la NASA. Pero a Rabolú se le ocurrió esa peregrina ingenuidad en plenos años 90, y por ello merecería tal vez que le dejáramos en paz. Y así lo haríamos de no ser porque, luego de una década de su muerte el mito sigue vivo y se divulga por todo lo ancho de la red, sorprendiendo incautos completamente sanos pero que no han tenido acceso a mejor información.

No voy a abundar más en la tipificación de este archirrepetido esquema de profeta - amenaza natural - solución espiritual que calza como guante al caso, porque ese es material para un futuro post. Procedo sólo a la fácil tarea de desnudar la inconsistencia física del pretendido fenómeno, comenzando por citar lo que he encontrado en la web:
  •            No existe una estrella llamada Tylo, ni en la nomenclatura moderna ni en la antigua. Basta ir a cualquier base de datos astronómica.
  •            En esta entrada de wikipedia, se calcula, con base en la Ley de la Gravitación Universal de Newton, que la influencia gravitacional que Hercólubus causaría al acercarse a 4 Unidades Astronómicas de la Tierra sería completamente despreciable comparada con la que ya el Sol le produce.
  •            El sitio web www.astrinus.com, que por alguna razón está deshabilitado al momento de escribir esto, presenta también un interesante análisis de cómo, de existir Hercólubus a las distancias pretendidas por sus proponentes, ya lo tendríamos como la estrella más brillante en el firmamento.
Esas son refutaciones plausibles y completamente suficientes para derrumbar el mito. Sin embargo, considero que no atacan las principales inconsistencias físicas y matemáticas del mismo. Por ello en los próximos posts procederé con esa tarea.
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Más sobre Hercólubus y el porqué esa leyenda es una completa imposibilidad física: Click AQUI y AQUI.

sábado, 19 de febrero de 2011

Crónica de un Desencanto

“Extraterrestres, magia y hechicería, personas perdidas, mitos y monstruos, civilizaciones perdidas, fenómenos inexplicables. Esta serie presenta información basada parcialmente en teoría y conjetura…”

El sonido monofónico de nuestro televisor, recientemente a color, daba inicio a aquella cita semanal de media hora. Esa profunda voz de algún doblador mexicano con acento neutro, ponía a hablar en nuestro idioma al gran Leonard Nimoy quien aun sin sus orejas y cejas de vulcano, seguía siendo el señor Spock con todo y parquedad, flematismo y nerdez.

Para esa época setentera tardía no había yo llegado siquiera a los 15 años, pero ya había leído bastante sobre las pirámides de Egipto, extraterrestres, el triángulo de las Bermudas, Nostradamus, la Atlántida y cuanta cosa por el estilo caía en mis manos. Y ahí frente aquella pantalla parecía yo decir “vamos Leonard, dime algo nuevo en qué creer … dame más datos sobre los que ya tengo … dame las contundentes razones para seguir creyendo en lo que ya creo …”.

Por supuesto que yo tenía mi tema favorito: OVNIs. Aunque en realidad casi todo lo demás se le relacionaba de alguna manera. Así las pirámides en Egipto y Mesoamérica habían sido construidas por visitantes de otros mundos, el triángulo de las Bermudas era una puerta interdimensional que utilizaban, las figuras de Nazca eran sus pistas de aterrizaje, Sasquatch era uno de ellos que se quedó abandonado.

Por otra parte, por razones que discutiré en el siguiente post, aquello que conocemos como ‘religión’, nunca cuajó conmigo. Las historias religiosas siempre fueron rebasadas por un nivel básico de escepticismo que me las hacía intragables. Había que convertirse en un evasor de la lógica para creer que el primer hombre fue hecho de barro y su mujer de una de sus costillas. Pero en cambio mis libros y el señor Spock superaban la barra de mi credulidad. Y es que los extraterrestres no eran santurrones que aparecían en el aire aleteando y con cara de “yo no fui” como los ángeles; no, ellos lo hacían utilizando tecnología avanzadísima, si bien desconocida para nosotros, pero tecnología al fin. El triángulo de las Bermudas era explicado con fluctuaciones energéticas que se activaban de vez en cuando, no como la magia e ira omnipotente de un dios. Energía en lugar de milagros, viajeros del espacio en lugar de ángeles, ovnis en lugar de carros de fuego, colisión con cometas en lugar de segunda venida, mis creencias en lugar de las de mi abuela.

Y sin embargo, lógico cómo me sonaba, había algo que no terminaba de completarse en aquella cadena cognitiva. ¿Por qué el mundo entero no se daba por enterado de todas esas cosas? ¿Por qué no había un reconocimiento al mayor nivel de los gobiernos del mundo sobre estos fenómenos? ¿Por qué los extraterrestres le entregaban su valioso mensaje a un grupo de adolescentes peruanos en lugar de hacerlo directamente a Jimmy Carter y a Leonid Brezhnev? ¿Por qué esos extraterrestres no simplemente interferían todos los canales de radio y televisión del mundo para mandar directamente su importante mensaje a los seres humanos en su propia casa? ¿Por qué tardaba tanto en llegar el descubrimiento arqueológico de la Atlántida?

Y así devoraba cada libro esperando encontrar entre sus líneas las evidencias irrefutables a mis creencias. Sixto Paz, uno de mis héroes, anunciaba al inicio de uno de ellos, que había viajado a Ganímedes con algunos de los ancianos que rigen la galaxia y que más adelante en la lectura expondría los detalles. Resulta que hasta había decidido llevar cámara para producir por fin las pruebas que por todas partes le pedían ¡Vaya oportunidad de oro!
Pero también… vaya explicación … ¡la radiación veló el rollo! Sí ¡la radiación había velado el rollo! Una situación tan lastimosa como conveniente. Conveniente para seguir hablando de misiones galácticas y mensajes espirituales sin poner nada sobre la mesa. Y la última página de cada libro caía con más sabor a frustración que el anterior.

Y llegaron las fechas perentorias de los desastres advertidos por los sabios espaciales. Pasó el cometa Halley y el eje de la Tierra siguió estando en su puesto. De nuevo las explicaciones incómodas y malabarísticas. Mientras otro héroe, J.J. Benítez no sólo ponía verde a Dan Brown, sino también cometía el tremendo abuso mercadotécnico de vender una entera saga de ciencia ficción de varios tomos diciéndole al público que todo es cierto. Un viento constante soplaba en popa hacia el desencanto.

Y entonces no me queda más que confesar haber sido cliente de los vendedores de sueños. En mi descargo puedo sólo alegar que todo sucedió en una época previa al ciberespacio, en un tiempo y lugar de gran escasez de información, cuando entre los estantes de una pobre oferta bibliográfica con nombre esotérico, husmeaba por algo nuevo antes de comprar lo viejo. Nunca apareció nada proveniente de un Carl Sagan, un James Randi o un Richard Dawkins, cuyos puntos de vista contrastantes me habrían interesado (creo). El escepticismo y la razón tuvieron que sufrir un lento proceso natural de despertar.

Pensar que la estupenda y racionalista serie “Cosmos” nunca llegó hasta nosotros a pesar de ser más interesante y mejor hecha que su contemporánea “En Busca de…”. Pensar que en nuestro país vimos en TV a un individuo volteando las páginas de una guía telefónica con “el poder de su mente”, pero nunca vimos a James Randi exponiéndole ante cámaras su soplado truco.

Y así, se fue un siglo y vino otro en medio del estertor de mis últimos espejismos, cuando la desesperada pregunta apareció:  –¿y ahora en qué voy a creer?

Y el diálogo interno comenzó:  –¿por qué necesitas creer?

Y se hizo presente en el rojo de los semáforos.

– Bueno, porque eso le da sentido a mi vida, lo que incrementa mi bienestar y felicidad.

Y en las transiciones de vigilia a sueño.

– ¿Estarías entonces dispuesto a adoptar una creencia, aún cuando tengas serias dudas sobre su veracidad, con tal de darle sentido a tu vida?

– Este … bueno… en realidad … NO! No creo poder ser cínico conmigo mismo. Este nuevo nivel de escepticismo es como haber ya perdido la inocencia. No puedo ya creer en algo a menos que lo crea, y eso aunque suene redundante, no lo es.

– Entonces ¿cómo vas a distinguir “la verdad” de todo el resto?

Responder a esa pregunta con honestidad me llevó a entender por fin el concepto de CIENCIA.

viernes, 18 de febrero de 2011

Metáfora Introductiva

Este blog trata sobre la verdad. 

No. Trata sobre la realidad objetiva.

No. Más bien trata sobre el filtro a través del cual vemos la realidad objetiva para transformarla en verdad. Trata entonces sobre ventanas. Sobre rectángulos de cristal plano que refractan y difractan la luz que viene de la realidad que está afuera hasta el interior de la habitación de nuestra conciencia.

Esas ventanas tienen distintos grados de distorsión, concavidad, convexidad, irregularidad, opacidad, cromatismo, oscuridad, tamaño, forma. A ellas adherimos nuestros preconceptos, prejuicios y premisas para que a través de éstos la realidad se modifique y se transforme en nuestra verdad. Las hay con alteraciones a propósito, con pegatinas de colores y diseños ad-hoc, con modificaciones nuevas y antiguas hechas por terceros y cuartos. Algunas son obras de arte de la vitralería. Hay quienes ni siquiera tienen ventana sino un cuadro pintado en la pared con detalles bien definidos.

Hay ventanas o cuadros de un atractivo conmovedor y transformador, capaces de redefinir conceptos y hacer que el sentirse centro y fin último del universo sea un acto de humildad. También son capaces de presentar la duda y la razón como vicios y la falta de ellos una virtud.

En realidad es un gran libre mercado de ventanas, con mucha oferta y mucha demanda. Ello permite que cada quien pueda encontrar la que mejor se ajusta a sus gustos. Si tu asunto es el de sentirte elegido, superior o con poderes sobrenaturales, no hay problema, hay una gran variedad de ventanas para ti. Esa oferta es muy activa y muchos de sus proponentes trabajan duro para vendernos sus ventanas. La estrategia favorita de mercadeo de ventanas es la de “zanahoria o garrote”: promesa de premio si adopto la ventana, de castigo si la rechazo; está escrito allí mismo en la ventana. Pero también aquí funcionan los monopolios y muchas personas no tienen libertad de elección, una ventana les es impuesta desde la cuna por la sencilla razón de que esa es la ventana de sus progenitores o de la cultura en que nacieron. Muchos en el mundo ni siquiera conocen sobre la existencia de ventanas alternativas. Hay incluso quienes imponen su ventana a fuerza sobre otros, abusan a otros, aniquilan a otros por lo expresado en sus ventanas.

Mientras mayor es la distorsión de la ventana, menos es percibida su existencia. Lo que nos es vendido es la ilusión de que ni siquiera existe un cristal y que lo que vemos es fiel imagen de la realidad. Mientras más seguros estamos de percibir la realidad en todos sus detalles, más probable es que estemos viendo un cuadro pintado por alguien en la pared.

Y sin embargo, la realidad objetiva está ahí afuera, incólume, sólo siendo la que es, y sin dar un centavo por las ventanas a través de las cuales es mirada. Existe ahí afuera, no sólo indiferente ante las necesidades psicosociales de sus observadores, sino también indiferente a la existencia misma de observadores.

Entonces este blog se trata más bien de shampoo limpiador de cristal, de cepillos, raspadores, trapos, pulidoras de vidrio y de todo aquello que nos ayude a aproximarnos objetivamente a la realidad tal cual es, no como nos gustaría que fuese.

Metáfora aparte, acá hablaremos de escepticismo, ciencia, lógica, filosofía y toda disciplina llamada a involucrarse cada vez que la realidad objetiva, la razón y el intelecto sean retorcidos o anulados para hacernos creer lo que a otros interesa hacernos creer.

Sea que lo que aquí se escriba no tenga más lectores que un par de personas cercanas, o que también otros ojos me visiten, este es un blog abierto a comentarios. Son todos bienvenidos ya en acuerdo o en desacuerdo.

Si estás de acuerdo conmigo, me interesa que intercambiemos ideas y afinemos argumentos para ser utilizados a la hora de debatir contra la irracionalidad. Muchos escépticos somos diamantes sin pulir, usamos la razón de forma innata pero carecemos de arsenal. Aquí podemos enriquecernos mutuamente.

Si por el contrario no estás de acuerdo conmigo, me interesa escuchar tu punto de vista. Mi mente está abierta a ser convencida por buenos argumentos. La única advertencia es que ello debe jugarse en el tablero de la razón, como no puede ser de otra manera. Será muy difícil ser convencido por argumentos basados en dogma, revelación, autoridad, sectarismo o misticismo. Si tu caso es expuesto de modo racional y consistente, estaré contento de admitir mis errores y rectificar.

Si nadie comenta, lo que es muy probable, al menos obtendré como ganancia el ordenamiento y sistematización de mis dispersas ideas.

Bienvenidos.