Yo no moriría nunca por mis creencias porque puedo estar equivocado

- Bertrand Russell

sábado, 14 de mayo de 2011

Sobre la ciencia. Diez falsedades y una ironía. Parte I


Como he expresado anteriormente, discutiendo en la blogosfera se encuentra muchas personas con ideas bastante equivocadas con respecto a la ciencia. Tengo ya una rica colección de esas “misconceptions” (uso esa palabra en inglés porque no le he encontrado traducción al español que le haga justicia). A la primera de ellas, la que tiene que ver con el concepto de TEORIA, le dediqué ya una entrada para sí sola, ahora procedo a tratar las siguientes diez entre ellas.

Falsedad No 1.
Frase típica: “La ciencia y los científicos son arrogantes, creen saberlo todo!”
Contrargumento: En realidad la ciencia existe precisamente porque hay desconocimiento sobre el mundo que nos rodea. Ella es el proceso racional y sistematizado que aproximará a quien la use a conocer esa realidad. Si tú crees saberlo todo, entonces no tiene sentido hacer ciencia, cuya premisa básica es que “sabemos” poco y lo poco que “sabemos” está siempre sujeto a revisión. Coloco comillas a la palabra “sabemos” porque en realidad lo único que podemos saber se circunscribe al campo de la matemática pura y la lógica formal, pero ello es material para un futuro post.

Estamos aquí interpretando la pretendida arrogancia científica como una arrogancia epistémica. Nada tiene ello que ver con el carácter individual de los practicantes de ciencia. Los científicos son seres humanos y entre ellos habrá tímidos y extrovertidos, tristes y alegres, sedentarios y deportistas, humildes y arrogantes. Es muy probable que exista científicos de arrogancia insoportable en sus relaciones personales,  pero si han de contarse entre los buenos, esa arrogancia no debe traslucirse en su trabajo investigativo; no puede hacerlo pues el método científico mantiene a raya las debilidades personales.

En cuanto a creer saberlo todo, en realidad no hay actividad que le demuestre al individuo lo poco que sabe como lo hace la ciencia. La ignorancia es la razón de ser de la ciencia, su motor y materia prima. El día que la humanidad llegue a saberlo todo, lo que no creo suceda, se acabó la ciencia, su razón de existir terminará. 

Falsedad No 2.
Frase típica: “La ciencia y los científicos son rígidos, están atados a sus teorías de modo obcecado fuera de las cuales no pueden pensar. Le cierran la puerta a nuevas ideas.”
Contrargumento: ¡Qué equivocación! La realidad es que los científicos se la pasan constantemente tratando de encontrar fallas, imprecisiones u oportunidades de cambio o refinamiento en las distintas teorías de todos los campos de la ciencia. La recompensa puede ser jugosa si logran dar en el blanco: reconocimiento, fama, premios. No te dan el Premio Nobel por presentar un trabajo que redunda en lo que ya se sabía. Obtienes el premio mayor cuando eres innovador y encuentras fenómenos e información que a todos se les había pasado por alto anteriormente. El mundo científico es una auténtica batalla campal entre posiciones antagónicas. Esa gente se hace pedazos en los “Peer Reviewed Journals”, y el asunto provoca verdaderas enemistades (y amistades también) entre los litigantes. La clave del éxito: si tu trabajo aproxima más el conocimiento humano a la realidad, se apega al rigor científico, es intelectualmente honesto  y tus hipótesis y predicciones pueden ser sometidas a prueba por cualquiera, ya le ganaste al más pintado de tus oponentes.

Falsedad No 3.
Frase típica: “La ciencia es una religión”
Contrargumento: No puedo desestimar que a veces hablamos con la retórica por delante, y que si le dices a tu pareja en el momento oportuno “eres mi religión!” quedas como un príncipe y las retribuciones y concesiones no se harán esperar. Sin embargo, en ciertas ocasiones se ve volar ese dardo hacia la ciencia en un claro contexto peyorativo, queriendo significar que la ciencia se basa en dogmas, rigidez y cerrazón mental. Les puedo asegurar que quienes sentimos alguna pasión por la ciencia, no asistimos los domingos a una Santa Iglesia de la Ciencia; no existe un cura o pastor de la ciencia; no nos arrodillamos ante la ciencia para que perdone nuestros pecados; no tenemos un libro sagrado de la ciencia (tenemos muchos libros no sagrados y los leemos). La ciencia es sólo un método, un método para conocer el cosmos que nos rodea, el único método que funciona y entrega resultados, incluyendo el que ahora mismo estamos usando para intercambiar estas ideas.

Pensándolo bien, ojalá la ciencia fuera tratada como una religión por la sociedad. Ojalá los padres inculcaran a los hijos amor por la ciencia desde muy pequeños. Ojalá los adeptos a la ciencia estuvieran activamente tratando de convertir gente. Ojalá lo sábados por la mañana nos tocaran la puerta para explicarnos los resultados de la última colisión de partículas en el LHC o las fotografías tomadas por la sonda Cassini. Ojalá las actividades científicas estuvieran libres de impuestos. Ojalá los de la secta de Biología acosaran insistentemente a los de la secta de Astrofísica para cambiarse de lado. Ojalá los políticos exhibieran su conocimiento científico para conseguir votos.

Falsedad No 4.
Frase típica: “La ciencia es un conjunto de creencias sostenidas por pura FE de parte de quienes la profesan”
Contrargumento: Mi viejo diccionario, el American Heritage Dictionary define FE como “creencia que no es soportada por prueba lógica o evidencia material”. En la ciencia en cambio, toda conclusión debe ser respaldada por evidencia material o debe rechazarse.

Puede decirse que epistémicamente  fe y ciencia son antípodas. No es por fe que los científicos asumen que la gravedad en la Tierra acelera los cuerpos a razón de 9.8 m/seg2. Ese valor se asume racionalmente pues ha sido verificado infinidad de veces en el pasado. No vas a medirla cada vez que la quieres usar en un cálculo, la metes a la fórmula y punto. Pero eso no es acto de fe. El día que alguien descubra que hay una sensible fluctuación de la gravedad terrestre, ¿forzará esto a los científicos a revisar lo que antes “sabían” sobre la Teoría Gravitatoria? ¡Por supuesto! Hasta se van a pelear por quien fue el primero en descubrirlo, investigarlo y modificar la teoría. ¿Sucedería lo mismo si uno de los dogmas religiosos se demuestra falso? Yo diría que no.

Si esperas hacer ciencia partiendo de premisas sustentadas por fe, no estás haciendo ciencia. Si esperas ansiosamente que la ciencia encuentre evidencias de tus dogmas de fe, entonces tu fe es pequeñita.

Falsedad No 5.
Frase típica: “La ciencia es una ideología de la cual algunos se vuelven fanáticos”
Contrargumento: Ciencia es solo un método, nada más. Un método para desvelar la realidad. Es independientemente de ideologías. Puede ser practicada por nazis o por aliados (de la II guerra), por musulmanes o por cristianos, por estados o por empresas privadas, para el bien o para el mal, para la guerra o para la paz, para indoctrinar o para educar. Pero en el momento que comprendas el proceso racional que hay tras la ciencia, veas que funciona y lo apliques fuera del laboratorio, entonces las ideologías comienzan a desnudarse, y aquellas que sostengan dogmas no soportados por evidencia, caerán ante ti. Si es la sociedad entera quien abraza la racionalidad, serán las ideologías sus primeras víctimas.

(continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario