Yo no moriría nunca por mis creencias porque puedo estar equivocado

- Bertrand Russell

viernes, 6 de mayo de 2011

TEORIA .....Vaya palabrita!

Don Relígulo Santos afirma con toda seguridad : - “El Big Bang es sólo una TEORIA. Hay otra TEORIA que dice que Dios creó todo en 6 días hace 6,000 años. ¿Porqué no le enseñamos a los niños las dos TEORIAS en clase de Ciencias?”.

Todos hemos oído alguna frase como esa en el transcurso de nuestras vidas. La hemos oído también con alusión a la TEORIA de la evolución, contrastada con la TEORIA de la creación; la TEORIA  de las placas tectónicas contra la TEORIA de la ira de Dios. Mi sarcasmo incontenible agregaría la TEORIA de la reproducción sexual contra la TEORIA de la cigüeña repartidora de bebés, la TEORIA microbiana de las enfermedades contra la TEORIA de los espíritus malignos.

¿Cuál es el principal error en todas esas frases? ¿Cuál es el concepto que falla miserablemente y lleva a algunas personas a creer que ambas propuestas son igualmente válidas?

La clave está en la palabra TEORIA, por si no se había notado.

El concepto científico de TEORIA es el de un modelo coherente y racional que explica un fenómeno natural. Es  un cuerpo robusto y acumulativo de conocimientos, leyes, teoremas, hipótesis, tratados, memorias, papers, que describen un hecho de la realidad. Así podemos hablar de la Teoría Electromagnética, la Teoría de la Gravitación Universal, la Teoría Atómica de la Materia, la Teoría de la Relatividad, etc.

Por alguna razón desconocida, en uno de esos giros extraños que el lenguaje da, la palabra TEORIA ha adquirido en la usanza coloquial un significado completamente distinto. Decimos “tengo la TEORIA de que esta tarde va a llover” queriendo decir que suponemos, creemos o tenemos la corazonada de que va a llover. Entendemos que eso es algo de lo que no estamos seguros, algo que puede o no ser cierto y por tanto no nos comprometemos excesivamente con su ocurrencia.

Eso NO ES lo que en lenguaje académico se entiende por TEORIA. Si la Teoría Electromagnética fuese sólo una suposición o corazonada que alguien tuvo, no tendríamos una Web en la cual intercambiar estas ideas. ¿Pero qué estoy diciendo? En realidad no tendríamos ni computadoras, ni electricidad, ni automóviles, ni servicio de agua … ni una vida muy distinta a la que se llevaba en el siglo XIX.

Esa palabrita también es confundida con el concepto de HIPOTESIS, que como expusimos en el post anterior no es más que parte de lo que constituye el más amplio y completo concepto de TEORIA. Tal vez el error se deba a que las hipótesis son formuladas con grandes grados de incertidumbre sobre su validez, como si se tratara de una simple suposición. Pero atención! Las hipótesis también tienen sus restricciones. No cualquier idea tentativa califica como tal. Ellas deben ser basadas en una observación objetiva. Por ejemplo la observación de que todas las galaxias se alejan de nosotros es suficientemente objetiva para dar pié a una hipótesis. También las hipótesis deben ser falsables, es decir debe haber un modo de someterlas a prueba y que, de ser falsas, sea fácil saberlo; por ejemplo el descubrir un cúmulo de galaxias que se está acercando (lo que no ha sucedido) daría al traste con la hipótesis expansiva del universo. Sólo así dicha hipótesis gana su derecho de nominarse como tal.

¿Pero qué podemos decir de la “hipótesis” de la cigüeña? Pues que ella no califica como tal porque no se basa en una observación objetiva de los hechos.

¿Y qué podemos decir de la “hipótesis” de la creación divina? Tampoco califica como hipótesis porque no es falsable. No hay modo de someterla a prueba. Es tan válida cómo la idea de que el universo fue forjado por el señor Mxyzptlk y otros 7 enanos verdes que viven en la quinta dimensión (reto a que se me indique qué prueba se puede diseñar para demostrar eso falso).

Las TEORIAS CIENTIFICAS son producto de años, décadas, siglos de observaciones, estudios y experimentos realizados por los individuos más inteligentes y dedicados de entre la especie humana. Detrás de ellas hay sudor, sangre, lágrimas y vidas consumidas en la comprensión de fenómenos que hoy nos parecen triviales. Hay ríos de tinta y toneladas de volúmenes en las bibliotecas dando soporte a las TEORIAS CIENTIFICAS. Hay en todo el mundo legiones enteras de científicos, profesores y estudiantes trabajando sobre ellas y sometiéndolas a prueba y reprueba. Bastaría un sencillo descubrimiento para desmoronar una TEORIA entera, y es por ello que las que hasta ahora subsisten se reconfirman en su validez con cada día que pasa.

Debemos disculparle a don Relígulo Santos su ignorancia y tratar de ilustrarlo gentilmente. Podemos también comprenderlo si aún después de la explicación insiste en sus ideas. Es su legítimo derecho el creer en lo que quiera y debemos luchar para que siga teniendo ese derecho. Pero también debemos luchar para que don Relígulo y la gente que piensa como él no corrompan la educación de nuestros hijos.

También es importante reconocer como legítimo y conveniente que se estudie las religiones en las escuelas, pero ello se debe circunscribir en las asignaturas de Religión o Literatura, NUNCA en clase de Ciencias.

Dicho todo lo anterior, podemos seguir expresando “tengo la teoría que lloverá esta tarde” del mismo modo que decimos “me muero de sed”, sabiendo siempre discernir entre el pincel colorido del sentido figurado y el afinado y preciso grafito del lenguaje académico.

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