Yo no moriría nunca por mis creencias porque puedo estar equivocado

- Bertrand Russell

domingo, 28 de agosto de 2011

Evolución. El fenómeno natural y su mecanismo

Imaginemos por un momento una manada de animales de una especie indefinida. Unos herbívoros ungulados que recorren la sabana africana en busca de pastos. Una especie sin nombre pues no hay nadie en las inmediaciones con capacidad de poner nombres (sucedió hace unos cuantos millones de años). Luego de una prolongada temporada seca, las nubes monzónicas por fin derraman vida sobre la tórrida superficie y se inicia un reality show de supervivencia. Es una plácida tarde de pasto y agua, pero repentinamente algo irrumpe en el silencio y en los nervios de nuestra manada. Levantar la cabeza, parar las orejas y dar el primer salto es un solo movimiento, y se inicia una carrera más por continuar viviendo. Como es usual, nadie vio venir a los felinos. Avanzaron agazapados negociando la distancia contra la aguda sensibilidad de las desprevenidas presas. Ahora toda la manada corre en una competencia que en realidad no es contra los tres o cuatro depredadores que les pisan los cascos. La competencia es entre las víctimas: si eres un tipo promedio o por sobre el promedio, vivirás; si eres el más lento, tu día llegó.

Una o dos presas bastan para que los felinos tengan su festín. Te salvaste gracias a no ser el más lento, a tener genes que te otorgan regular velocidad; mañana temprano te estarás apareando y haciendo pasar esos genes a una nueva generación, esa suerte no la tuvieron dos individuos esta tarde.

La manada cuenta con algo llamado “pool genético” que le otorga a todos, más o menos, las mismas características físicas. Las imperceptibles diferencias entre individuos existen debido a esa constante combinación y recombinación de genes dentro de esa específica población. Sin embargo nadie es clon de nadie, cada código genético individual es único.

Tipos de mutación que la molécula de ADN puede sufrir
Habíamos hablado del modo en que la información genética se transmite gracias a los procesos de reproducción celular, mitosis y meiosis. En ellos la molécula de ADN hace una copia exacta de sí misma, ayudada por una enzima llamada polimerasa. Esa enzima es como una maquinita copiadora que encuentra el código de cuatro letras (A,T,C y G) distribuidos en 3,300,000,000 posiciones y lo copia exactamente en la nueva molécula. Es decir, encuentra “…GTACTGATACATGACGTTC…” y escribe “…GTACTGATACATGACGTTC…”. Eso es así siempre! …. ¿O no?... bueno, la verdad es que nadie es perfecto y a veces la polimerasa se equivoca -o agentes externos como radiación o rayos ultravioleta la hacen equivocar- y podría escribir “GTACTGATACATGACGTAC”. Nótese la penúltima posición, escribió una A en lugar de una T. Si eso llega a ocurrir en un tramo que codifica genes o controla su activación, entonces lo que ha sucedido es una MUTACIÓN GENÉTICA. Esa mutación es un evento completamente aleatorio y puede producir cambios sutiles o considerables en la progenie que lo lleva.

Todas las poblaciones de seres vivientes sufren constantemente mutaciones, y nuestra manada de la sabana africana no es la excepción. Imaginemos entonces algunas de las posibles mutaciones que pueden presentarse: algunas de ellas les producen pelaje más corto o más largo, mayor o menor tamaño corporal, ojos más claros o más oscuros. A lo mejor la mayoría de mutaciones no impactan significativamente la supervivencia de los individuos que la poseen, pero hay una que en este caso debe ser vital: la capacidad de correr velozmente. Si la mutación le produce al individuo que nace con ella, mayor velocidad que la promedio, nunca caerá en las garras de los depredadores y tendrá una vida larga y con mucha descendencia. Progenie que llevará también la misma mutación de supervelocidad que su progenitor y quienes a su vez tendrán mejores posibilidades de multiplicarla. En cambio, si la mutación le produce al individuo patas más cortas o una desviación negativa con respecto a la velocidad promedio en la manada, los depredadores no le darán oportunidad a esa mutación de multiplicarse. Con el tiempo y el paso de muchas generaciones, la mutación de hipervelocidad se habrá difundido por toda la manada dando como resultado las gacelas, antílopes e impalas que hoy en día conocemos.
Mutación exitosa en la mariposa nocturna. Si no te ven no te comen.

Por su parte también los depredadores han sufrido su propio proceso evolutivo que les permite adaptarse a un ambiente donde su comida cada vez es más rápida para escaparse. En ese caso, millones de años de “positivas” mutaciones han ido esculpiendo a los poderosos leones, chitas o leopardos en una verdadera carrera armamentista -presa vs depredador- que aún continúa.

Ahora imagina que en algún momento la manada de la que empezamos hablando se divide en dos y una de esas mitades emigra a otra región donde no hay grandes felinos. Queda aislada de ellos y de sus antiguos compañeros de especie por insalvables barreras naturales, levantadas por cataclismos u otros eventos. La presión de supervivencia con base a velocidad y buen nervio deja de existir. Una mutación que agregue velocidad ya no es ventaja, y podría hasta suceder que en la nueva situación topográfica sea más útil poseer piernas cortas y fuertes que gráciles y ligeras. Podría ser que, en ausencia de predadores, la selección sexual se vuelva más importante en la transmisión de los genes y los machos desarrollen ostentosas cornamentas con las cuales impresionar a las hembras y combatir por ellas. Una mutación tal, que pudo ser mortal en medio de leones, es ventajosa en su ausencia. Con el paso de los milenios, esas dos poblaciones de ungulados derivados de una sola manada, constituirán dos especies perfectamente distinguibles.

Eso es el fenómeno de la naturaleza conocido como EVOLUCIÓN por SELECCIÓN NATURAL. El proceso en el cual enteras poblaciones de seres vivientes se adaptan a su medio ambiente, como producto de la difusión de mutaciones favorables en su pool genético y la desaparición de las que no lo son.

Así los chitas se volvieron los depredadores más veloces, los osos polares se volvieron blancos y más pesados, las tortugas desarrollaron caparazón, los camellos su “lonchera” y el homo sapiens su inteligencia. Cada especie es el resultado de las presiones ambientales y las pequeñas mutaciones genéticas acumuladas a lo largo de millones y millones de años, que les llevaron a subsistir y evitar extinción.

La evolución está ocurriendo no sólo ante nuestras narices –especies que han cambiado color o tamaño en sólo unas décadas- sino que, si estás con gripe, está sucediendo dentro de tus narices con una “manada” de rinovirus mutando y adaptándose a la depredación que tu sistema inmunológico le impone.

Esto hemos hecho en pocos siglos. Qué no ha hecho la naturaleza en billones de años?
El mecanismo evolutivo de SELECCIÓN NATURAL es tan efectivo y fácil de replicar artificialmente, que en pocos siglos los seres humanos hemos transformado nuestros animales domésticos y de granja a un grado tal que ya guardan poco en común con los modelos originales. Gran daneses de 2.20 metros de cabeza a cola, comparados con chihuahuas  de 20 cms; vacas Holstein que producen más de 8,000 litros de leche al año, caballos que corren a 80 km/hr, bananas que caben en la mano de Ray Comfort. Casi ninguna de nuestras especies de granja y domésticas o de las frutas, verduras y granos que consumimos tiene mucho que ver con las especies salvajes que las originaron. Casi todas han sido esculpidas por el ser humano utilizando la selección artificial, que no es más que la imitación de la selección natural, en busca de las características deseadas.

La evolución es un fenómeno natural, como la gravedad o el electromagnetismo. La Teoría de la Evolución es el cuerpo robusto de información que explica ese fenómeno.

Es curioso cómo el ser humano alinea sus ideologías en paquetes, dentro de los cuales a veces encuentran cabida las ideas más disparatadas y que nada tienen que ver con el núcleo central ideológico mismo. En los Estados Unidos (mi país por adopción), uno de los extremos ideológicos ha conformado su paquete con cosas tales como xenofobia, ultranacionalismo, excepcionalismo y egemonía global americana, negación del calentamiento global, antiambientalismo, antiintelectualismo, hiper-religiosidad y, derivada de esta última, un ataque encarnizado a la enseñanza de la evolución. ¿Qué tiene que ver un fenómeno natural y la teoría científica que lo explica con la conservación del status quo? Aparentemente nada, pero intentaré dar una respuesta en el futuro cercano. Comentaré sobre las misconceptions (malos entendidos) más recurrentes que en general se tienen sobre la evolución y hablaré sobre los estrepitosamente ridículos argumentos que se esgrimen en contra de ella.

1 comentario:

  1. Debe ser uno de los artículos más interesantes que he leído sobre la evolución por selección natural. Muchas gracias y felicitaciones!

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